Charlotte y su tigre...

Charlotte tiene un tigre, al que le gusta ir al río y remojar sus patas, para atrapar algún pez. Todos los días, Charlotte espera que su tigre cambie sus hábitos, y se coma la comida que le preparó; cuantiosos pescados fritos, en la cocina. Charlotte tiene muchos celos del río, y de que se pueda resfriar el tigre, o enfermarse del estómago, si come mucho pescado (aunque ella siempre le prepara muchos pescados fritos). Algún día recapacitará - piensa ella, pero el tigre continúa con ése molesto hábito todos los días. Un día eso cambió, y Charlotte pudo salir a caminar, después de que el tigre se comió toda su comida, y lo arropara en su cama (el tigre debería de estar calientito). Eres un tigre muy bien portado - dijo, con mucho amor, y por fin pudo salir a pasear por la calle. 

Sin embargo, al tigrito no le gustaba mucho esto, pero no sabía si le disgustaba realmente, por lo que continuó saliendo todos los días su dueña Charlotte. Un día el tigre se enojó porque no sabía qué hacer, y le dió un manotazo. La dueña se preocupó, pero se lo adjudicó a su carácter.