Creo que había olvidado el viejo y antiguo aristócrata, en mí. Había olvidado lo que era el buen vivír y comer, pero más allá de eso, el pensamiento "edulcurado". Por lo que, mi apariencia de "Jane pintora", terminó por tragarme o aventarme hacia un precipio que se muestra, sin final.
Quizás mi lado oscuro no termine por consumirme, y mis ideas religiosas sean mi salvación. Y también, debería de buscar ayuda y auxilio, en las musas.
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